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De Ferias de Libros y otras bellezas

Apresuro el primer café de la mañana antes de decir nada. Un poco fastidiada de hablar con asistentes que al triangular la información pierden algo o lo tergiversan. Por eso trato de hablar siempre con el dueño del circo pero a veces no es posible. Mando invitación para participar en el lanzamiento de un libro a importante periodista y la invitación le llega cuando la asistente se acuerda de pasar el recado. Envío la invitación a mi presentación estelar de una reciente feria de libros y no se da cuenta que la persona que invité a presentar es non grata para sus jefes. No me dice nada en ese momento pero dos días antes de la presentación se dan cuenta que si, que la persona non grata está en la invitación y me pide que la «des-invite». Yo digo que no. Ellos amenazan con vetar. Me veo en la necesidad de cancelar. Me dicen ahora que lo mejor es que presente el libro pero sin la persona non grata. Digo que no. Amenazan con una rueda de prensa de desprestigio. Me presento yo, frente al público, y les digo que se trata de una no-presentación. Llevo a un experto en el tema del libro que iba a presentarse para que responda a todas sus dudas. El experto me obliga a posar para una foto que aparecerá en un periódico. Le pido que no lo haga porque se trata de una no-presentación, se lo había dicho antes a través de una asistente. Me dice que la asistente no le dijo nada y me tuerce por los hombros para que salga en la foto. Pelamos los dientes ante el flash.

Fin del comunicado.

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